
Para
comprender mejor este hecho, nos remontaremos a la era mesolítica, donde surgen
los primeros asentamientos humanos. Estos pobladores humanos se dedicaban a la
caza y la recolección. Al salir a de cacería en búsqueda de la comida se daban
cuenta que las piezas que cazaban eran muy grandes para ser llevadas hasta el
asentamiento donde vivían. Si lo hacían, gastarían más energía en el proceso,
irían mucho más lento y, por consiguiente, llegarían más tarde a sus hogares
con la comida. Por lo que decidieron llevarse sólo lo que ellos consideraban
más valioso y nutritivo y dejaban los restos allí mismo. De esta manera
viajaban con menos peso y con lo necesario.
Estas
sobras dejadas por los humanos cazadores no eran desperdiciadas. Algunos lobos
que observaban este hecho aprovechaban la situación y comían aquellas sobras.
Los lobos no gastaban energía en el proceso de cacería, el cual siempre supone
un riesgo, ya que pueden ser heridos o pueden no atrapar la presa, entre otros
factores. Es así como poco a poco los lobos que eran más osados, atrevidos y
tenían menos miedo comienzan a seguir al hombre, siempre desde la lejanía. El
seguir al hombre les proporcionaba comida sin generar gastos de energía. …un
gran regalo para los lobos… ¿no? El
alimento, que hasta ese momento había sido motivo de competición, pasaba a ser
ahora un elemento que reforzaba los lazos entre ambas especies.
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Cada
vez más… estos lobos se acercaban a los humanos y se beneficiaban de esta
relación. De esta manera, comienzan los lobos a criar a sus bebés cerca de los
asentamientos humanos, ubicando las parideras en las cercanías de dichos
lugares.
Con
el paso de los años, el lobo comienza a evolucionar en otra especie y sus
rasgos físicos y conductuales muestran cambios notorios. Los mismos son:
- Sus cráneos son más pequeños. Para que un perro tengo el mismo tamaño del cráneo que un lobo debería pesar aproximadamente entre 75 y 85 kg.
- El cerebro es un 10% más pequeño que los lobos.
- El pelaje es un tanto más grueso.
- Los dientes son más pequeños y no tienen mandíbulas tan fuertes. Esto es producto de la falta de necesidad de cazar. Los perros se transforman en carroñeros y oportunistas.
- Cambios en los patrones de conducta: aumenta el marcaje con orina, ladran más y aúllan menos, conducta de predación menos acusada, comienzan a aceptar a los extraños, aumenta la conducta de lamido facial, pueden ser adiestrables y aumenta la conducta de neotenia (capacidad de mantener durante más tiempo conductas típicas de cachorros).
- Aumento en la tasa de reproducción (2 celos por año y camadas más numerosas).
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Poco
a poco el hombre comienza a habituarse a estos “lobos domesticados” y los
acepta dentro de sus comunidades. Los perros cada vez se adentran más y por más
tiempo en los asentamientos humanos, creando así una relación más cercana entre
ambas especies.

Raymond Coppinger, “Perros”, Cáp. I
Llegamos así al final de la
historia sobre cómo el lobo se transforma en perro. De esta manera,
comprendemos que el perro es una especie muy diferente al lobo y, por lo tanto,
no es conveniente aplicar lo estudiado en lobos a perros, ya que estaríamos
dejando a un lado los miles de años que la naturaleza estuvo actuando para
crear una nueva especie llamada PERRO.
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