martes, 4 de marzo de 2014

ORIGEN, EVOLUCIÓN Y DOMESTICACIÓN DEL PERRO (3º PARTE)

      Continuando con la historia sobre el origen de los perros, que contamos en las dos publicaciones anteriores,  hoy hablaremos de la evolución del lobo a perro por medio de la selección natural. Nos basaremos en los estudios de Raymond Coppinger y Konrad Lorenz para explicar este proceso.


Para comprender mejor este hecho, nos remontaremos a la era mesolítica, donde surgen los primeros asentamientos humanos. Estos pobladores humanos se dedicaban a la caza y la recolección. Al salir a de cacería en búsqueda de la comida se daban cuenta que las piezas que cazaban eran muy grandes para ser llevadas hasta el asentamiento donde vivían. Si lo hacían, gastarían más energía en el proceso, irían mucho más lento y, por consiguiente, llegarían más tarde a sus hogares con la comida. Por lo que decidieron llevarse sólo lo que ellos consideraban más valioso y nutritivo y dejaban los restos allí mismo. De esta manera viajaban con menos peso y con lo necesario.

Estas sobras dejadas por los humanos cazadores no eran desperdiciadas. Algunos lobos que observaban este hecho aprovechaban la situación y comían aquellas sobras. Los lobos no gastaban energía en el proceso de cacería, el cual siempre supone un riesgo, ya que pueden ser heridos o  pueden no atrapar la presa, entre otros factores. Es así como poco a poco los lobos que eran más osados, atrevidos y tenían menos miedo comienzan a seguir al hombre, siempre desde la lejanía. El seguir al hombre les proporcionaba comida sin generar gastos de energía. …un gran regalo para los lobos… ¿no?  El alimento, que hasta ese momento había sido motivo de competición, pasaba a ser ahora un elemento que reforzaba los lazos entre ambas especies.



Volvemos a los asentamientos humanos. Allí comenzaban a crearse vertederos naturales de comida, ya que todos los desperdicios que no eran utilizados se depositaban en un sitio determinado de estos pueblos. Por lo tanto, aquellos lobos que seguían al hombre también encontraron aquí un espacio para abastecerse de comida de manera fácil y simple…¡Era como un buffet libre para lobos!


Cada vez más… estos lobos se acercaban a los humanos y se beneficiaban de esta relación. De esta manera, comienzan los lobos a criar a sus bebés cerca de los asentamientos humanos, ubicando las parideras en las cercanías de dichos lugares.
Con el paso de los años, el lobo comienza a evolucionar en otra especie y sus rasgos físicos y conductuales muestran cambios notorios. Los mismos son:
  •  Sus cráneos son más pequeños. Para que un perro tengo el mismo tamaño del cráneo que un lobo  debería pesar aproximadamente entre 75 y 85 kg.
  •   El cerebro es un 10% más pequeño que los lobos.
  •   El pelaje es un tanto más grueso.
  •   Los dientes son más pequeños y no tienen mandíbulas tan fuertes. Esto es producto de la falta de  necesidad de cazar. Los perros se transforman en carroñeros y oportunistas.
  •  Cambios en los patrones de conducta: aumenta el marcaje con orina, ladran más y aúllan menos,  conducta de predación menos acusada, comienzan a aceptar a los extraños, aumenta la conducta de  lamido facial, pueden ser adiestrables y aumenta la conducta de neotenia (capacidad de mantener  durante más tiempo conductas típicas de cachorros).
  •  Aumento en la tasa de reproducción (2 celos por año y camadas más numerosas).





Llegamos así a que el lobo evolucione y se convierta en una especie nueva, que comparte su linaje pero que ya no son lo mismo.
Poco a poco el hombre comienza a habituarse a estos “lobos domesticados” y los acepta dentro de sus comunidades. Los perros cada vez se adentran más y por más tiempo en los asentamientos humanos, creando así una relación más cercana entre ambas especies.






“Aunque los perros tengan un parecido con los lobos, cuando miro a un perro nunca pienso en un lobo. En forma y comportamiento las diferencias son enormes y relevantes. Los lobos son salvajes y viven en entornos salvajes, evitan el contacto con las personas y matan para obtener alimento con la ayuda cooperativa de otros lobos. Los perros, por el contrario, viven alrededor de asentamientos humanos y, en vez de evitarlos, se acercan a las personas para obtener comida. Ha tenido lugar, por tanto, un cambio básico, un cambio genético. Esta diferencia en la manera de conseguir comida ha dado lugar a un animal al que es posible domesticar y adiestrar, y éstos son rasgos genéticos”

Raymond Coppinger, “Perros”, Cáp. I





Llegamos así al final de la historia sobre cómo el lobo se transforma en perro. De esta manera, comprendemos que el perro es una especie muy diferente al lobo y, por lo tanto, no es conveniente aplicar lo estudiado en lobos a perros, ya que estaríamos dejando a un lado los miles de años que la naturaleza estuvo actuando para crear una nueva especie llamada PERRO.

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