Como bien hablamos en la anterior publicación, el perro ya
no es considerado como una subespecie del lobo, sino que es una especie
diferente, con un comportamiento, un hábitat y rutinas que difieren del lobo.
Hoy conoceremos cómo el lobo evoluciona tras miles de años hasta convertirse en
lo que hoy conocemos como perro.
Charles
Robert Darwin (12 de febrero de 1809 – 19 de abril de 1882)
fue un naturalista inglés que postuló que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. Sin embargo, establece
que el perro es una especie que evoluciona a partir de una selección
artificial. Es decir, que pasamos del lobo al perro debido a la manipulación
del hombre. Una manipulación que debía escoger a aquellos lobos que tuvieran
menos miedo del hombre y cruzarlos con otros con las mismas características.
Para
comprender mejor esto vamos a situarnos en una época de la historia humana,
hace aproximadamente 15.000 años. En aquella época de la historia del hombre
(mesolítico), éste comenzaba a asentarse en las primeras poblaciones, dejaba a
un lado su vida nómada para construir
asentamientos donde desarrollar su vida. Es en esta época, siguiendo la línea
de Darwin, cuando los humanos motivados por algún objetivo o beneficio intentan
“domesticar” al lobo.
Para ello debían entrar en las parideras de las lobas y robar
a los cachorros más dóciles y menos miedosos al contacto humano para luego
llevarlos a sus asentamientos. Cabe aclarar un dato importante. El lobo tiene
una conducta de evitación del peligro de entre 10 a 15 días, es decir que todo
aquello con lo que no haya tenido
contacto después de ese tiempo será considerado como peligroso y, por tanto,
intentarán evitarlo, huir o pelear.
Por
lo que estos pobladores mesolíticos tendrían que entrar en las parideras antes
de los 15 días. Esto representaba un gran peligro ya que los cachorros estaban
vigilados muy de cerca por su madre y también por su padre…¿qué necesidad
tenían estos humanos de aventurarse en tal misión?, ¿qué podría aportarles como
beneficio?
Supongamos
que lograban conseguir algún cachorro y lograban llevarlo a su asentamiento.
Allí les espera una larga y dura tarea, la de “amamantar” al pequeño lobo y la
de permanecer con el pequeño la mayor cantidad de tiempo para adaptarlo a todos
los estímulos posibles. Esta tarea no se realizaba con un cachorro, sino que
había varios a la vez, ya que uno sólo luego no podría ser cruzado. ¿Nos
imaginamos que dificultad y riesgo implicaba dicha tarea?
Una
vez logrado este objetivo surgía otro problema, el de la reproducción. Estos
pobladores tenían que construir corrales o algún mecanismo para que los
pequeños lobos no se escapen y reproduzcan con otros que a ellos no les
interesaba. Recordemos que lo que se buscaba era cruzar lobos con
características similares, es decir que no tuvieran miedo del hombre, que sean
mansos a las caricias, etc.
Imaginemos que lo conseguían. Todo esto que hemos relatado tendría que repetirse durante
muchos años para que, finalmente, obtengan una especie muy parecida al lobo
pero con características de comportamiento diferentes y una morfología, que si
bien era parecida a sus parientes, ya no era similar.
Entonces,
expuesto el grado de improbabilidad de esta teoría, si el lobo no evolucionó de esta manera…¿cómo
se produjo este hecho?, ¿cómo pasamos del lobo al perro?. En la siguiente publicación les contaremos la
teoría de Coppinger, una teoría actual y científica que nos habla de la
selección natural, es decir, que los lobos evolucionan en perros por sus
propios medios.
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