Las Flores de Bach son cada vez
más utilizadas para colaborar con la recuperación o el mantenimiento de la
salud de las personas. Aunque actualmente este espíritu se está ampliando
también a los demás animales, todavía queda bastante por conocer, y sobretodo
cual es la forma más efectiva de usar esta herramienta terapéutica en los
animales que comparten la vida con nosotros. En muchas ocasiones no logramos
descubrir el mensaje que nos cuentan sobre alguna dolencia o desequilibrio en
particular. La idea es que podamos detectar estos signos de alerta a tiempo,
por el bienestar de todos los integrantes de la familia.
El Dr. Edward Bach hizo una
división por grupos de las diferentes
esencias florales que se utilizan en su sistema terapéutico, en función de las
emociones y tipos de expresión de los seres, aunque sólo fue por facilitar su estudio, de ningún modo es una cuestión de
clasificaciones rígidas. Luego, cuando su sistema se amplió también a los
animales domésticos, se estudiaron las implicaciones y respuestas en función de
las necesidades emocionales de cada especie en particular. Es decir, se
adaptaron las definiciones de cada grupo de flores a situaciones que se
presentan en la vida de un perro.
Una de ellas, es la adaptación al
cambio, partiendo de la base de que muy pocas veces todos los bebés se quedarán
a vivir hasta edad avanzada con su madre, este deberá ser el primer cambio al
que deban enfrentarse desde muy pequeños. Además al vivir en nuestra sociedad
posiblemente serán adoptados o comprados, provocando cambios en su entorno otra vez, sumándole alguna
mudanza de la familia durante su vida, si es que tiene el privilegio de estar
toda su vida con la misma familia y no cambia de personas alguna vez más… eso
nos da como resultado, muchas modificaciones
a las que deberá adaptarse, de las cuales ninguna, me atrevería a decir,
se consulta con ellos. Con lo cual, ese individuo tiene que desarrollar un alto
grado de adaptación y no siempre las emociones son manejadas de la manera más
adecuada por las personas; que aunque deseamos lo mejor para los animales, no
siempre lo gestionamos bien.
Otra señal clara de que algo está
en desequilibrio es el estrés en el animal; y este estado se puede manifestar
conjuntado con ansiedad, nerviosismo, o
efusividad exagerada ante algunos estímulos, como pueden ser las visitas en el
hogar, otros animales, o un juguete privilegiado, por ejemplo.
Además existe una característica
muy mencionada en el mundo animal y es la agresividad. Quisiera aclarar sobre
este punto que el “estar agresivo” es una respuesta puntual sobre algún
estimulo externo, que luego puede transformarse en una conducta aprendida y ser
algo habitual, pero un perro no se es agresivo por naturaleza. La agresividad siempre
tiene una causa que la provoca, y es ahí donde podemos incidir nosotros como
personas observadoras del tema, para determinar cuál es su origen. Dicho esto, comentarles que nos interesa
trabajar siempre a partir de terapias complementarias, por eso la modificación
de la conducta (con la educación canina) es tan importante como que el sistema
energético y emocional estén equilibrados (terapias naturales).
No interesa que un animal se
relaje y descienda su nivel de agresividad a causa de un tratamiento con flores
de Bach, si luego voy a volver a exponerlo al mismo estímulo que provoca esa
conducta sin modificar nada durante el proceso.
Por último, comentar brevemente
que hay muchos otros casos en los que se puede beneficiar la familia al
realizar un tratamiento de terapia floral, sin esperar a que ese malestar que
se expresa termine acumulándose en el cuerpo físico.
Aunque también se pueden utilizar
para dolencias corporales, conservando el espíritu del Dr. Bach, coincido en
que todas las manifestaciones físicas de un problema tienen su origen en el
mundo emocional. Algunas manifestaciones en las que se pueden utilizar tratamientos
florales son:
·
Inseguridad y nerviosismo.
·
Dependencia exagerada a la/ las personas de su
familia.
·
Ansiedad por separación.
·
Problemas de dermatitis.
·
Caída del pelo (alopecia).
·
Poca movilidad/ artrosis.
·
Inserción de un nuevo miembro en la familia.
Lo que me parece importante
recalcar es que, desde nuestra escuela "SAFIRA", se pretende colaborar con todos los
seres del entorno familiar para detectar esos síntomas que muestran que “algo”
no anda bien. Aunque no se trata de eliminar esa señal sino de buscar que se
establezca nuevamente el equilibrio. Trabajamos en la búsqueda de cambios
profundos, que den lugar a nuevas respuestas del organismo en su totalidad; y
de esta forma, el síntoma desaparecerá como consecuencia del proceso.
Gracias por estar aquí!!!